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martes, 18 de agosto de 2009

Clausuran construcción de templo en Hidalgo




  • Persiste la intolerancia religiosa en Hidalgo

Ixmiquilpan, Hgo. (ASIC/LA JORNADA)

Autoridades locales clausuraron la construcción de un templo evangélico en la cercana comunidad indígena de San Nicolás, pues dijeron a los congregantes que su culto está prohibido y los instaron a subordinarse o “sufrir las consecuencias”.

A su vez, la Iglesia Cristiana Independiente Pentecostés “Bethel” buscó un arreglo con la mayoría católica por vía del diálogo pero los intentos fracasaron, y ahora el conflicto se dirime ante la Secretaría de Gobernación, dijo el pastor evangélico Anastasio Ortiz Ramírez.

Desde el 23 de mayo pasado –indicó– unas 15 personas al mando del delegado municipal en San Nicolás, Claudio Contreras Simón, clausuraron la obra con pegotes carentes de sello oficial y pintaron la leyenda: “Esta es propiedad del pueblo”.

El templo de unos ocho metros de frente por 20 de largo ya funcionaba pero al clausurarse la obra el culto fue suspendido, pues la construcción –según el oficio entregado por las autoridades– “no tiene permiso de la comunidad ni del municipio”.

En el mismo documento se dice a los edificadores que el objeto de la clausura es instalar una mesa de diálogo con los tres niveles de gobierno “para ver posibles soluciones y alternativas”; y se les advierte de “otras medidas” en caso de que reanudasen la obra.

Pero según Ortiz Ramírez, el diálogo y las mesas de trabajo con autoridades locales y estatales son “encerronas y nada más” pues los católicos rechazan la libertad religiosa, y la solución de la crisis finalmente quedó en manos de la Secretaría de Gobernación.

“El grupo evangélico cumple las faenas, aporta para el bien común y observa los compromisos comunitarios, pero aún así vive amenazado pues el malestar católico se debe a que no participamos en las festividades de San Nicolás Tolentino”, denunció.

Junto con vecinos y congregantes, el pastor indígena mostró la construcción suspendida y luego se dirigió a la casa donde la señora Otilia Corona Chávez fue sepultada en un patio, tras fallecer el pasado 12 de diciembre sin que sus familiares pudieran inhumarla en el panteón local, pues la mayoría católica se los impidió con aval de las autoridades.

En esta comunidad de unos cinco mil habitantes apenas 250 son evangélicos, y el conflicto inició hace casi tres décadas, cuando jóvenes y adultos emigraron a Estados Unidos y volvieron con “nuevas ideas”. Dejaron de beber y fumar e hicieron más vida familiar, pero abandonaron las fiestas católicas.

La primera crisis tuvo lugar hace 25 años, cuando Estela Rodríguez Ramírez fue corrida del pueblo, pero las tensiones e intolerancia prosiguieron; y desde 2001 se llegó a extremos peligrosos –cuenta Ortiz Ramírez– cuando los católicos, apoyados por el delegado Heriberto Lugo, hoy alcalde priísta de Ixmiquilpan, suspendieron agua y luz a 36 familias y las instaron a marcharse o cambiar de religión.

Luego –en 2003– falleció Ponciano Rodríguez, uno de los primeros evangélicos del pueblo, y los católicos impidieron que se le sepultara en el panteón. A raíz del problema intervinieron las autoridades federales, y la minoría obtuvo los permisos para construir su iglesia.

Empero, la mayoría rehúsa coexistir, y el conflicto se repite ahora en la vecina comunidad de Granaditas, donde seis familias evangélicas fueron privadas de agua y luz, en otra crisis que también desatienden las autoridades locales y estatales.

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COMUNICADO

Soy un periodista cristiano con el derecho de expresión que la Constitución mexicana me confiere, no tengo relación laboral con ninguna denominación o lider religioso, por lo que aquí expuesto es con base en el ejercicio de mi profesión y fundamentado en la Palabra de Dios.

EDITOR

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Lic.Ommar Ayala