
AFP
Las “drogas digitales” o fichas musicales, que pueden ser bajadas de Internet y prometen sensaciones parecidas a las provocadas por la cocaína o el LSD, desembarcaron en Francia provenientes de Estados Unidos, donde seducen a los jóvenes.
Las drogas ya no necesitan ser inyectadas, ingeridas o fumadas; ahora pueden escucharse en “dosis digitales”, aseguran algunos sitios de Internet, que venden frecuencias sonoras de 15 a 30 minutos que posibilitan, según afirman, experimentar sensaciones fuertes, como alucinaciones.
En YouTube pueden verse algunos filmes en los que jóvenes, acostados en la oscuridad y con un casco que les tapa los oídos, entran supuestamente en trance gracias a “estupefacientes digitales” que han descargado de la red.
Las drogas se basan en la técnica de pulsaciones auriculares, es decir, en la emisión en cada oído de dos sonidos similares, pero en los que la frecuencia difiere, lo que altera las ondas cerebrales, explicó la neurosicóloga Brigitte Forgeot.
“Es posible, gracias a este método, llevar al cerebro a producir ondas lentas, como las alfa, asociadas a los estados de relajamiento, o aún más rápidas, como las beta, relacionadas con estados de vigilancia y concentración”, precisó Forgeot.
Se trata de un fenómeno neurológico que puede producir una especie de hipnosis sonora, señala la experta, que ha estudiado los efectos clínicos y neurosicológicos de este tipo de sonidos.
En Internet, el sitio I-Doser.com, que asegura ser el líder en el mercado de las “sustancias digitales”, propone desde hace cinco años en su tienda en la red unas 200 “dosis” diferentes, para las cuales es indispensable utilizar audífonos.
El precio varía de 2.50 a 199.95 dólares, se comprueba en ese sitio.
Disponibles desde 2007 en el sitio estadunidense Cnet.com, las dosis se han descargado más de 1.4 millones de veces. Sólo en el transcurso de la semana pasada ese sitio registró 18 mil descargas.
Las dos fichas musicales más caras, bautizadas Gate of Hades (Puerta del Hades) y Hand of God (Mano de Dios), de 30 minutos de duración, pueden, según su descripción, sumir al escucha en las peores pesadillas o llevarlo a un estado de calma y beatitud.
“El efecto de los sonidos cesa desde que se dejan de escuchar”, explicó Forgeot; sin embargo, advirtió que “la utilización intensiva de los sonidos estimulantes puede generar a la larga perturbaciones de audición o ansiedad, como pueden hacerlo muchos sicoestimulantes”.
Inspirado en el funcionamiento del tráfico de drogas no virtuales, el sitio I-Doser.com propone probar gratis varios de sus productos.
Al igual que el narcotráfico, se apoya en una red de revendedores (dealers) reclutados por el sitio y remunerados hasta con 20 por ciento de la facturación de las dosis.
Las drogas ya no necesitan ser inyectadas, ingeridas o fumadas; ahora pueden escucharse en “dosis digitales”, aseguran algunos sitios de Internet, que venden frecuencias sonoras de 15 a 30 minutos que posibilitan, según afirman, experimentar sensaciones fuertes, como alucinaciones.
En YouTube pueden verse algunos filmes en los que jóvenes, acostados en la oscuridad y con un casco que les tapa los oídos, entran supuestamente en trance gracias a “estupefacientes digitales” que han descargado de la red.
Las drogas se basan en la técnica de pulsaciones auriculares, es decir, en la emisión en cada oído de dos sonidos similares, pero en los que la frecuencia difiere, lo que altera las ondas cerebrales, explicó la neurosicóloga Brigitte Forgeot.
“Es posible, gracias a este método, llevar al cerebro a producir ondas lentas, como las alfa, asociadas a los estados de relajamiento, o aún más rápidas, como las beta, relacionadas con estados de vigilancia y concentración”, precisó Forgeot.
Se trata de un fenómeno neurológico que puede producir una especie de hipnosis sonora, señala la experta, que ha estudiado los efectos clínicos y neurosicológicos de este tipo de sonidos.
En Internet, el sitio I-Doser.com, que asegura ser el líder en el mercado de las “sustancias digitales”, propone desde hace cinco años en su tienda en la red unas 200 “dosis” diferentes, para las cuales es indispensable utilizar audífonos.
El precio varía de 2.50 a 199.95 dólares, se comprueba en ese sitio.
Disponibles desde 2007 en el sitio estadunidense Cnet.com, las dosis se han descargado más de 1.4 millones de veces. Sólo en el transcurso de la semana pasada ese sitio registró 18 mil descargas.
Las dos fichas musicales más caras, bautizadas Gate of Hades (Puerta del Hades) y Hand of God (Mano de Dios), de 30 minutos de duración, pueden, según su descripción, sumir al escucha en las peores pesadillas o llevarlo a un estado de calma y beatitud.
“El efecto de los sonidos cesa desde que se dejan de escuchar”, explicó Forgeot; sin embargo, advirtió que “la utilización intensiva de los sonidos estimulantes puede generar a la larga perturbaciones de audición o ansiedad, como pueden hacerlo muchos sicoestimulantes”.
Inspirado en el funcionamiento del tráfico de drogas no virtuales, el sitio I-Doser.com propone probar gratis varios de sus productos.
Al igual que el narcotráfico, se apoya en una red de revendedores (dealers) reclutados por el sitio y remunerados hasta con 20 por ciento de la facturación de las dosis.
1 comentario:
Espeluznante realidad esto de "las drogas digitales". Obvio que las autoridades reguladoras de medios de comunicación lo permiten, pues comparten los deseos de este mundo, razonan como el mundo, queriendo ser sabios se hicieron necios. Sin embargo Dios alerta a sus hijos diciéndonos "no améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo" 1 Juan 2:15. La palabra "mundo" no es una referencia al mundo físico y material, sino al sistema espiritual dominado por Satanás, el Señor lo reprenda.
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